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Una noche Benéfica para afrontar la incertidumbre de tener un cáncer de mama

El título de hoy lo escribo de color verde esperanza




Ayer fue uno de los días que marcan la diferencia en la vida de un ser humano. 

Fue un día que transcurrió como el agua que baja de las montañas en cantidades abrumadoras, en tiempo récord y que crea, por necesidad, nuevos nacimientos de ríos, de esos que erosionan el terreno, en parte, abrupto de montañas y en parte llano y libre de edificios y vegetación.

Y es que ayer, me realizaron mi segunda biopsia de mama en lo que llevo de vida, por un tumor de mama que vengo controlando desde hace algunos años y que en los últimos ha crecido. 

Estuve de nuevo, al otro lado del escenario sanitario. Ese escenario que la mayoría hacemos rutina en cuanto no salimos de él para ver las circunstancias desde otros puntos de vista.

Es positivo que la vida nos dé la oportunidad de posicionarnos en diferentes roles, donde la perspectiva cambia y donde se nos brinda la ocasión de que aquello que creíamos nuestra realidad, la podemos modificar. Aprender a estar en posiciones en principio inimaginables, nos ayuda a creer en nuestras capacidades y convertirnos en quienes verdaderamente somos como personas. Sacamos fuerzas y actitudes de allí donde ni tan sólo pensábamos las teníamos.

Te cuento que ayer aprendí un poquito más de mi como persona individual y única, y me acerqué un paso más a lo humano de nuestra esencia.

Dejé mi uniforme verde a un lado, también la bata blanca que en ocasiones me pongo cuando salgo del Área Quirúrgica para  vestirme de calle y dejar mi "interpretación" como enfermera, para situarme en la de paciente. 

Os aseguro que la vivencia te enseña grandezas que valoro por lo humana de su esencia. Despojarse de la ropa y mostrarse tal cual eres, te hace ver con mayor claridad los cuidados invisibles de aquellos profesionales que son sabios y ejercen su profesión desde ahí, su propia esencia para llevar a cabo la técnica con excelencia.
También te ofrece la oportunidad de conectar con quien se digna y respeta tu dignidad en cuanto el cuidado que se te ofrece y que en este caso yo, recibía.



Ayer fue un día, que con cierta antelación ya tenía programada la asistencia a la VI Gala Benéfica de la Fundación del Dr.Iván Mañero para aportar mi granito de arena. Aportaba mi donación en el proyecto #educaciónesfuturo que fomenta la educación como herramienta necesaria para romper el círculo de pobreza que viven los niños en riesgo de exclusión social de Guinea Bissao. Quería, con mi asistencia, seguir caminando por el camino de mi vida, que al parecer, está iluminado por la humanización de mis cuidados como enfermera quirúrgica, dando la visibilidad que merece en todos aquellos ambientes que reúnan a personas con la misma sensibilidad que yo, lo humano de sus actos.

Y, la vida sigue poniéndome a prueba... 

Inesperadamente me llaman del servicio de rayos X donde unas horas antes me habían realizado la ecografía mamaria de control para comunicarme que era necesario biopsiar. El mismo día que por la noche asistiría a la cena benéfica, por la mañana me intervenían. A lo que en principio parece contradictorio, es en realidad un regalo.

A pesar de los pensamientos en la mayoría negativos que aparecen en este estado de vulnerabilidad por desconocer si el análisis del tejido que me extraían sería neoplásico o no, a pesar de tener pensamientos como "Estoy exhausta tras mi proceso de recuperación por violencia de género, no podría afrontar una enfermedad como la del cáncer de mama si me la diagnostican ahora..." a pesar de eso y más, elegía sentir amor, humor, amistad, cooperación, sensibilidad, valentía y creer en mi capacidad como ser humano aún mis pensamientos.

Unos pensamientos que cuando estoy del otro lado (no como paciente sino como enfermera) facilito a la persona que tengo a mi cuidado que afronte, mientras vive eso que se me da tan bien, cuidar lo invisible antes de entrar al quirófano y durante la operación. 




Elegía asistir con mi pecho herido y con mi mente inquieta sí, a una Gala Benéfica, con mi corazón lleno de amor hacia mí misma (merecía sentirme bien, feliz y alegre a pesar de mis temores) y repleto de amor hacia esos niños de Guinea Bissao que merecían más que yo, en esta ocasión, la visibilidad de su existencia, por las condiciones de vida inhumanas que les ha tocado vivir, sólo por nacer en un lugar de la tierra diferente al mío. 



Quería conocer a un ser humano como Mussa Djaló que en un entorno pobre y rural del sud este de Guinea Bissao, superó muchos obstáculos para tirar a delante. Ejemplos como el suyo deberían ser más visibles para ser conscientes de que sí es posible lo que parece imposible y aprender a superar los propios obstáculos. Creo que la grandeza de Mussa es ejemplo a seguir y aporta mucho valor a toda sociedad, la pobre y la rica. Aporta a la humanidad un valor que ni todo el dinero del mundo junto pudiera aportar.

Así es que con mi herida, disfruté rodeada de personas sensibles como yo a la causa; estuve con el Dr. Iván Mañero, con la cantante Gisela, con Elsa Anka y Lara Divildos, Antonia Dell'Ate, Risto Mejide,con Lorenzo Quinn y su mujer Giovanna Cicutto, Pedro García Aguado entre muchas otras personas del ámbito del deporte como Dani Alves, Adriano, Xavier Dabán de Coaching&Equilibrium y centenares de personas comunes que como yo aportan a proyectos humanitarios como el de la Fundación Dr. Iván Mañero (FDrIM) y la Associació Mèdica per a la Infància de Catalunya (AMIC) su granito de arena.

Lo mejor de todo, es que me aporté el mayor de los regalos y no fui consciente hasta el momento de volver a casa, meterme en la cama, sentir mi pecho y escuchar mi corazón.


Había trascendido mi preocupación, mi temor, el dolor por mi pecho, por mi persona. Simplemente dejando de lado ese diálogo interno que me llevaba al círculo vicioso negativo y atendiendo lo que quería vivir, surgió lo inesperado. Elegir vivir con amor aquello que me estaba sucediendo, me llevó a trascenderlo. Justo eso es lo que facilito a mis pacientes y justo eso, en esta ocasión, me estaba yo facilitando.

Y es que es de sabios posicionarse de vez en cuando al otro lado del río para observar cómo fluye el agua, porque contemplarla desde la misma orilla, pierde valor...

Escuchar nuestro corazón debería ser un hábito adquirido desde la infancia y de esta manera, de adultos, generara experiencias en la vida más intensas que nos acercan más a la felicidad y que nos alejan del sufrimiento, aún en circunstancias extremas o que al menos las vivimos como extremas.

Saber que no fue casualidad que me biopsiaran la mama el mismo día que estaría en un evento humanitario como este, ser consciente del para qué de tal coincidencia, es un regalo de la vida. Y que agradezco!

Por ello escribo este artículo, para no dejar las cosas en el tintero sino, darle forma, sentido, compartir la experiencia humana de mi aprendizaje personal con tod@s, ya seáis enfermeras, médicos o pacientes.

La mayoría de los aprendizajes se adquieren viviendo experiencias. Deja de quedarte en el pensamiento de por qué te ocurren las cosas y abre camino a preguntarte para qué te ocurren, vívelo y por qué no, compártelo con los demás pues  es un acto humanitario ya de por sí.

Gracias Dr. Iván Mañero y a tod@s los presentes con los que compartí velada. Gracias a mis hijas que sin estar, las sentía presentes y gracias al Coach Xavier Dabán que con su afirmación; "Sólo existe una manera de aprender y es mediante la acción" le agradezco que me acompañara a la Gala Benéfica y que siga acompañándome en los pasos que doy en el tramo actual de camino de la vida.



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