Qué se llega a vivir en un quirófano...
Emociones surgen, varias, y son vividas por todas y cada una de las personas que intervienen en el proceso quirúrgico. Ahora bien, ¿hablamos de ellas para hacerlas visibles?,¿se tienen en cuenta en el proceso quirúrgico y/o en el acto de una cirugía? o ¿simplemente esas mismas persona que intervienen, desplazan el foco de atención de la emoción que sienten para fijarse en lo orgánico únicamente?.
Me gustaría contaros una de las muchas experiencias gratificantes que vivo en mi día a día en quirófano y que tiene que ver con ser persona primero, antes que profesional, tener una nariz roja de payaso en el bolsillo del pijama verde para sacarla cuando sea necesario y fluir... Un fluir sintiendo la energía que somos y aceptando las emociones que vivimos como personas enfermer@s, médicos... paciente y familia, y para decidir qué hacer con su gestión.
Porque después de vivir como real este relato metafórico que te presento más abajo, te llenas de energía, y contribuyes a crear mayor sabiduría. Una sabiduría que se nutre mediante la creatividad y la innovación que tod@s poseemos y que simplemente deberíamos prestar atención como para que se manifestara más a menudo, también en el quirófano.
La capacidad de innovación trata de identificar una necesidad y tomar acción para conseguir satisfacerla a pesar de los desafíos, creando con recursos materiales o no tan tangibles una estrategia que te lleve a conseguir el resultado que quieres y que hasta ese momento no tienes, "hacer algo para hacerlo mejor". Innovar, en este sentido es movimiento de aquí allá para cambiar un resultado, es una actitud que se identifica con creer que es posible hacer las cosas mejor. En definitiva es poner algo de manera diferente a como está y conseguir que la mayoría de personas lo siga.
Así es que innovación no sólo viene de la mano de la tecnología y no sólo la practican los altos cargos de un hospital.
También es innovación el identificar la necesidad emocional de un niño antes de entrar a un quirófano y buscar las herramientas para atenderlo en su globalidad, física por supuesto, pero también en enseñarle cómo trascender su emoción de miedo ante una cirugía.
Y te preguntarás, ¿Cómo se hace eso?.
Es en este punto, si realmente quieres innovar, cuando tu mente y tu corazón están unidos, abiertos para que surjan ideas y en la práctica de esas ideas, se den acciones y resultados satisfactorios.
Hoy te presento como relato un ejemplo de innovación para atender la parte emocional de un paciente de 10 años que sucedió de forma espontanea y natural, simplemente teniendo el coraje como profesional de permitir lo que se estaba dando y facilitar que se gestionara.
Desarrollan proyectos de mejora de la salud dirigidos a personas enfermas y que utilizan las técnicas de la risa y el clown como terapia de recuperación. En colaboración directa con el personal sanitario, ayudan en la recuperación del paciente, desdramatizando y humanizando el proceso terapéutico (o quirúrgico), y ayudan también a los familiares y al personal sanitario a canalizar emociones y liberar tensiones. Para conseguir esta misión cuentan con un grupo de trabajo de payasos de hospital, previamente formados, que mediante la implantación de una metodología específica desarrollan la actividad en colaboración con el personal sanitario-asistencial.
"Pepinillo" y Raquel Franco en las XX Jornadas de humanización de la salud |
Y con ello quisiera que leyeras el siguiente relato reflexivo "innovador" que viví y que describe una de esa experiencias quirúrgicas que te anunciaba. Tiene como protagonista un niño de 10 años que sentía un miedo terrorífico a entrar al quirófano sin su madre, quien lo acompañaba en su espera previa. Sentado en un sillón, llorando, mientras observaba el talante de cada profesional que se paseaba por su espacio íntimo y su visión interpretativa de lo que estaba viviendo en ese lugar desafiante para él, por ser nuevo, frío y estéril.
"Y érase una vez un corazón pegado en un niño sentado en un sillón negro y desgastado viendo pasar extraterrestres verdes de un lado para otro y con caras tristes, enfadadas, serias, muy muy serias...
Un corazón grande encogido por el miedo feroz a estar sólo ante el peligro.
Un corazón con necesidad de protección y amor, mucho amor de "mamá".
Foto cedida por la mamá de Cristian Y mira por donde uno de esos extraterrestres andantes, acomodados en sus naves espaciales frías, estériles, instrumentales y repletas de cables con luz focalizada en un sólo punto... también érase un corazón pegado a un cuerpo con símil verde y extraterrestre pero con cuerpo humano en realidad.
Y esos dos corazones se encontraron en la espera a ser "degollado". Y esos dos corazones escogieron unirse, juntos suman, juntos son más útiles, los dos juntos son más.
Jugando con una nariz roja y unas bolas malabares creadas con amor los corazones en unión se convirtieron en grandes embajadores de AMOR que trascendieron, juntos, el MIEDO de una intervención".
¿Qué hice como profesional?
Simplemente dejé de serlo por instantes para ser persona mientras le miraba a los ojos, me ponía a su nivel, respiraba junto a él y cogiéndole de la mano empecé a entablar una conversación presentándome y empatizando con lo que le estaba pasando hasta que me acordé de mi nariz de payaso que llevaba en el bolsillo del pijama. Entonces, con una sonrisa en mi rostro le hice la gran pregunta:
¿Te gustan los payasos?.
Cristian, que aún tenía el rostro asustadizo y las lágrimas caían de sus bonitos ojos oscuros, paró su llanto y su mente fue directamente a contestarme:
- Todavía mis padres no me han llevado a verlos al circo.
Una respuesta que me dio pie a centrar su atención por aquí. De repente, Cristian ya no lloraba y mostraba un rostro de curiosidad que yo aproveché para tirar del hilo.
- ¿Te gustaría ver aquí y ahora una payaso?.
- ¿Aquí? -me contestó.
- Sí aquí, contigo! - le dije.
- Sí! Sí! Pues claro!.
Su rostro cambió por completo, no solo dejó el llanto, la lágrima y la pena sino que empezaba a dibujarse una sonrisa cuando, ¡Zasss! me saqué del bolsillo derecho la nariz de payaso roja, de espuma y con una gran sonrisa, dejándome llevar por la curiosidad y la alegría, me la coloqué en mi nariz.
Su rostro no solo cambió con una sonrisa comunal sino que echó a reír y reír a carcajada limpia.
Fue entonces cuando me di cuenta lo sencillo que es pasar de una emoción a la otra si mantenemos el estímulo que le ha provocado pasar del llanto a la alegría, por lo que le dije:
- Aquí tienes a la payasa Raquel que va acompañarte y a jugar contigo. Pero primero tengo que saber qué quieres que hagamos juntos.
Inmediatamente me contestó:
- Yo sé hacer juegos malabares con dos y tres pelotas.
En ese momento, pensé en crearle esas pelotas malabares para que se familiarizara con nuestro juego y en el momento de entrar a quirófano junt@s continuar jugando mientras realizábamos todo el equipo las actividades necesarias para la preparación de la operación.
Y así lo hice, mientras le dejé mi nariz roja para jugar le construí estas dos bolas con unas gasas y un trozo de venda cohesiva de fijación, les dibujé una cara sonriente y volví con él.
Tenía preparado ya todos los procedimientos a realizar en quirófano, así es que sólo tenía que volver a salir y practicar el juego con él, continuar creando la confianza como para que cuando llegara el momento de entrar sintiera que a pesar del miedo que tenía podía entrar junto con la payasa Raquel y jugando.
Así fue, el equipo quirúrgico facilitó que Cristian trascendiera su temor, lo afrontó con excelencia. El intraoperatorio fue excelente y se llevó el mayor de los regalos que un ser humano, independientemente de su edad, puede tener, creer que es capaz de superar un miedo atroz. No solo se llevó como premio sus dos bolas, sino que se llevó en su corazón que tiene coraje para afrontar el miedo y se lo demostró el día de su intervención quirúrgica.
" Donde dice 'haremos todo lo posible' ponga 'haremos todo lo necesario' "
Simeó Rabasa-Derbi
Foto cedida por la mamá de Cristian |
No hay mayor satisfacción para una persona, realice el rol sanitario que realice, que ver y sentir la felicidad de otro ser humano tras haberle facilitado su propia capacidad de superación.
Felicidades Cristian y gracias por aportar con tu experiencia y sabiduría que sea hoy yo un poquito más sabia.
Para ti, mi querid@ lector@, recuerda que la innovación se encuentra en ti, viviendo tu día a día, mediante la creatividad que posees y atendiendo desde el Respeto, la Empatía y la Autenticidad de quien eres (REA). Los pilares de la relación de ayuda según Carmen Segovia Gómez, enfermera, Máster en Counselling y en Duelo y directora del Curso de Comunicación en situaciones Críticas de la Organización Nacional de Trasplantes.
Raquel
Muchas gracias por la labor realizada cristian sentía mucho pánico antes de entrar al quirofano... Hasta Q apareció Raquel a sacarle una sonrisa con su nariz de payaso y llevarlo a vivir una experiencia en la nave espacial.... El salió convencido de que por su valentía se había ganado 3 medallas..y lo primero Q hizo al despertar fue :y donde esta Raquel...jejje....gracias por ser tan cariñosos y hacer de ese momento de miedo una buena experiencia... Gracias...
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